ZALLA. UN MUNICIPIO RURAL

Fecha de publicación: Jun 20, 2014 4:38:25 PM

Desde tiempos muy lejanos hasta principios del siglo pasado, el sector primario fue la base de la economía de Zalla. La explotación forestal, la ganadería y la agricultura, aprovechando la fértil vega del Cadagua, hicieron posible la vida de una sociedad preindustrial. La existencia de ferias relacionadas con el agro desde tiempos aún difíciles de fechar nos dicen que nuestro municipio ha destacado siempre por el grado de organización de su economía rural. Tenemos constancia de que desde el siglo XVII se ordenaba al vecindario hacer "campos de hortalizas" suficientes para el sostenimiento de las familias y se inspeccionan los cultivos y sembrados para ver su buena labranza y trabajo. En cuanto al cuidado y productividad de las huertas, se dan casos como el de 1829, por el que se autoriza a los vecinos a efectuar fogatas durante la noche, con la finalidad de aminorar los efectos de las escarchas y heladas y poder salvar los frutos. De igual manera, se atendía el rendimiento del ganado y la labor del pastoreo. Como consecuencia de proteger el esfuerzo de los baserritarras, éstos se organizaron en cofradías, socorros mutuos, sindicatos, hermandades sindicales de labradores y ganaderos.

Gangas Eguna y la Feria de Ganado Local son un referente evidente conocido por todos. Tenemos noticias de ellas en las actas de sesión del ayuntamiento del 8 de septiembre de 1867, en la cual se "manifiesta la conveniencia de hacer pública la Feria de San Miguel que de inmemorial se celebra en este Concejo todos los años desde el veintinueve de septiembre hasta el de Nuestra Señora del Rosario, pues que sin embargo de la antigüedad de su permanencia en los archivos no resulta título alguno que la acredite: Los demás señores tomaron en consideración esta indicación y acordaron que con arreglo al Real Decreto de 28 de septiembre de 1853, se establezca como feria pública la que de inmemorial… y usando de las facultades que el Real Decreto concede a los Ayuntamientos, éste la establece desde hoy...".

No con caracter de feria, pero si de mercado, en 1875 se estableció un mercado general para el último domingo de cada mes. Con el tiempo se perdió, pero fue recuperado el miércoles 7 de julio de 1920 y aún continúa celebrándose semanalmente.

Volviendo a las ferias, podemos recuperar datos curiosos, por ejemplo el acuerdo de sesión del 6 de diciembre de 1908 en el que "se acordó contribuir con cien pesetas para premios en los concursos de ganado vacuno", o la decisión de suspenderla, con motivo de la epidemia de gripe de 1918 en la que Zalla estuvo muy afectada, para "contrarrestar los estragos de la epidemia gripal resultante en este Concejo"; también podemos encontrar noticias referidas a estos días festivos y los actos que tenían lugar "... el día 29 de septiembre de 1911 se celebra en la espaciosa campa destinada al efecto (detrás de la Iglesia de San Miguel), la renombrada Feria de Ganado Vacuno y de Cerda; habiendo por la tarde romería en la Plaza del Corrillo, en la que tocará una banda de tamborileros". La tradición de estas ferias ha ido transformándose y adaptándose a los nuevos tiempos y desde 1998 se celebra la muestra de ganado local coincidiendo con Gangas Eguna.

Campo y ciudad: dos mundos muy diferenciados entre sí en formas de vida y realidad social. Para el primero, está la naturaleza en la base de la producción de materias primas de sus habitantes, en contraste con la actividad del segundo, más industrial, de servicios y comercial. 

Citamos algunos ejemplos del "mundo rural" de Zalla que dan historia a su local singularidad: así, sobre los cultivos y usos agrícolas, existen noticias del siglo XVII donde se habla de la introducción del maíz en la economía agrícola del concejo, que supuso un mayor rendimiento respecto a los demás cereales (especialmente el trigo); durante el siglo XVIII la mayor parte de las vides se dedicaron a la producción del Txakolí; que con la crisis de principios del siglo XIX hubo que importar "160 fanegas de trigo y 44 de maíz" para la molinería.

En cuanto al siglo XX, otros datos curiosos nos permiten saber que: el presupuesto de ingresos del Ayuntamiento para el año 1915 contempla la recaudación de 150 pesetas "del impuesto municipal a la sidra y el chacolí de la cosecha de la localidad"; o la relación de "Hornos de Pan" (25 particulares) existentes en 1918, estimándose que en 24 horas podían cocerse del orden de 2.000 raciones (de trigo o maíz).

El Ayuntamiento -como era habitual- también velaba por el buen uso de los recursos naturales: en 1914 se da el caso de encomendarle al alguacil que  compruebe "la importancia de los daños causados a los labradores por los barrios de La Herrera, Basualdo, Bolunburu, y Zokita, con motivo del Pedrisco acaecido el primero del actual"; o la denuncia verbal a un labrador por llevar a cabo una corta de helecho en el monte comunal "Sierra del Bendito", imponiéndosele una multa de seis pesetas por el perjuicio de ir contra el vecindario (habiéndose saltado la prohibición de hacer la corta antes del quince de septiembre de cada año); o este otro relativo a las subastas públicas (del año 1916), de la leña de los cinco lotes radicantes en los sitios "El bortal del "Mazuco", "Puzulu", "Las Castañizas", "La Bortosa", "Peñagatos" y "El Cerco", para su conversión en carbón vegetal (imprescindible para las ferrerías), con arreglo a las cargas establecidas.

Las Hoyas o "Txondorras", debían aislarse del arbolado, bien vigiladas, quedar perfectamente apagadas, siendo el rematante el responsable si hiciera daños y perjuicios en el monte y de todas las faltas que cometieran sus delegados, obreros, hacheros, conductores y empleados en las operaciones de explotación.

En cuanto a la ganadería, merece mención reconocer la importancia tan grande que tuvo para nuestra economía; de hecho, una estadística elaborada por el Ayuntamiento allá por el año 1909, muestra la relación de vecinos del pueblo que "poseen carros del País tirados por ganado vacuno" (toros, vacas, bueyes), dedicados a la labranza (exactamente 176), y el acta lo refleja por calles y barrios.

La estadística se volverá a actualizar en 1918, en la que consta que existían: 155 carros de dos ruedas y 1 de cuatro ruedas; 3 caballos de tiro y 5 de carga; 3 mulas de tiro y 3 de carga. Además, indica que había 100 cuadras que alojaban un número aproximado de 300 cabezas de ganado.